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Sinfonía para Ana es uno de esos films a los cuales denomino como “necesarios”. En este caso en particular por hacer un gran ejercicio de la memoria reciente de nuestra Nación y sus años más oscuros.
Lamentablemente se la etiquetará con ese falso mote de “otra película sobre la dictadura”, pero es mucho más que eso.
Es un alegato a pura pasión y grito acongojado de exclamar justicia, y es imposible no movilizarse y quebrarse al verla.
No es para menos, sus protagonistas son adolescentes y la historia es tan real como cercana. Les sucedió a estudiantes del emblemático Colegio Nacional de Buenos Aires.
Con una ambientación de época muy buena, pero con planos muy cerrados, se nos cuenta las vivencias de Ana cuando comienza a militar en 1974, y de los dos chicos que la amaron y que ella amó.
Su gran amistad con su mejor amiga Isa y la tensa relación con sus padres.
Vemos como año a año todo se complica tanto a nivel político y social y en su vida misma.
La fotografía es oscura, emula lo vivido y los sentimientos. A nivel técnico se mezclan imágenes con material de archivo en 4:3, algunas escenas mejores logradas que otras.
La banda de sonido es maravillosa, y la secuencia en la cual suena Cuando me empiece a quedar solo de Sui Generis es una de las más hermosas y sentidas que he experimentado viendo una pantalla. Lo que transmiten los actores es tan sincero como tierno y triste.
En cuanto al elenco, la gran mayoría está conformado por nuevos talentos salidos de un casting hecho en el mismo Nacional Buenos Aires.
La única cara que conocemos entre ellos es la de Rodrigo Noya, quien está muy bien en su rol.
Pero son Isadora Ardito (Ana), Rocío Palacín (Isa), Rafael Federman (Lito) y Ricky Arraga (Camilo) quienes se llevan todos los aplausos y lágrimas. Este cuarteto actoral deja el alma en escena.
Esta es la primera película de ficción para los documentalistas Virna Molina y Ernesto Ardito, adaptaron la novela homónima publicada en 2004.
Su puesta es muy buena pese a algunos vicios del género del cual provienen.
Asimismo, no puedo dejar de mencionar las similitudes con la película Pasaje de Vida (2015), de la cual soy productor.
Hay muchas secuencias muy parecidas, casi iguales.
Pero aquí hay más inocencia ya que no son Montoneros los personajes sino simples adolescentes con ideales y ganas de un mundo mejor.
Sinfonía para Ana caló muy profundo en mí y seguro lo hará en cualquier persona que la vea.
Realmente vale experimentarla aun con las lágrimas y el dolor que haya sido verdad.
Hermoso homenaje.