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La cabaña es la adaptación de uno de los recientes fenómenos literarios que surgieron en los Estados Unidos en los últimos años.
La novela homónima de William P. Young presenta una historia de contenido religioso que se editó de manera independiente en el 2007.
El boca en boca de los lectores fue tan grande que el libro en poco tiempo terminó en la lista de best-sellers más famosas de ese país y hasta Stephen King citó la obra en su novela corta Un buen matrimonio, incluida en la colección Todo oscuro sin estrellas.
La versión para cines de esta propuesta, como suele ocurrir con muchos filmes del género, trabaja temáticas interesantes pero su fallida ejecución atenta contra el atractivo que podía haber tenido el argumento.
La trama se centra en la crisis de fe que vive un hombre tras la trágica muerte de su hija pequeña, quien habría sido víctima de un asesino serial.
A través de una misteriosa invitación que recibe un día en su casa, el protagonista se encuentra en una cabaña con la Santísima Trinidad, quienes lo ayudarán a sanar su dolor y reconciliarse con Dios luego de la pérdida que sufrió.
La película aborda temáticas como la crisis de fe y el perdón con una superficialidad abrumadora, a tal punto que La cabaña está más cerca de los libros trillados de autoayuda norteamericanos, más que una propuesta de corte espiritual.
El mensaje que brinda se limita al concepto de que "si crees serás feliz el resto de tu vida" y el mundo espiritual es más complejo que esa idea. Especialmente para las personas como el protagonista que vivieron una tragedia perturbadora.
Una crisis de fe no se resuelve en un fin de semana como propone este film, que utiliza el melodrama y la música para manipular de manera descarada las emociones del espectador.
En el tercer acto, cuando el personaje de Sam Worthington se relaciona con la Santísima Trinidad, La cabaña se convierte en un tedioso sermón religioso que extiende la historia de un modo innecesario.
Otro gran problema de esta producción fue el casting del protagonista.
Worthington demostró que se desenvuelve bien como héroe de acción en filmes como Avatar y Furia de titanes, pero sus limitaciones como actor genera que esta clase de roles dramáticos le queden demasiado grandes.
El actor nunca llega a ser creíble en los momentos más intensos de esta historia y termina muy opacado por el resto del elenco. Muy especialmente por Octavia Spencer (lo único destacable de este estreno), quien brinda una amena interpretación de Dios.
En la trama se explica por qué Dios adopta una encarnación femenina, algo que enardeció a los fundamentalistas cristianos en Estados Unidos.
Tal vez la novela original, que no leí, sea más interesante pero la versión para cines de La cabaña es una película superficial que busca con recursos trillados la lágrima fácil de los espectadores.