C +
Locos Dementes arruinó con un enfoque estúpido una historia real que tenía todos los condimentos para brindar una película interesante.
Nos referimos al mayor robo que se produjo en un banco de los Estados Unidos hasta 1997. Los delincuentes, que eran empleados del banco, se llevaron 17 millones de dólares, algo que no tenía precedentes en ese país.
Las tonterías que los ladrones hicieron con la plata se prestaba para que el caso se trabajara desde la comedia, pero este film tuvo el enfoque equivocado.
Esta producción toma la premisa del hecho real para brindar otro exponente de la comedia mediocre que domina el género desde hace unos años en los Estados Unidos.
Todos los personajes son interpretados como caricaturas tontas que se limitan a protagonizar situaciones de humor forzadas.
Casualmente el reparto incluye a tres de las figuras de la patética remake de Los Cazafantasmas (Kristen Wiig, Kate Mckinnon y Leslie Jones), que tenía el mismo problema en el tratamiento de la comedia.
De hecho, esta producción logra brindar algunas escenas divertidas en los pocos momentos en que la trama se vuelve seria. El mejor ejemplo de esto lo encontramos en el rol de Leslie Jones que genera risa por la situaciones absurdas que enfrenta como agente del FBI, en lugar de protagonizar sketches de comedia física.
Un inconveniente que tienen el resto de los personajes que se pasan de idiotas. Zack Galifianakis y Kristing Wiig aburren interpretando el mismo tipo de rol en todos sus trabajos y la constante sobreactuación de Kate Mckinnon es penosa de ver.
Nunca queda claro si sus personajes tienen problemas mentales o están pasados de cocaína.
El director Jared Haress, quien en el pasado brindó producciones mucho más divertidas como Napoleon Dynamite y Nacho Libre (con Jack Black), en este caso presenta su trabajo más comercial que está en sintonía con el estilo de humor que se trabaja en Hollywood en estos días.
Algo que no tiene nada que ver con los filmes que lo hicieron conocido en su carrera.
En esta película la comedia física y la escatología son las únicas herramientas que Hess utiliza para resolver los enredos que propone la historia.
Locos dementes dentro de todo logra ser llevadera por la premisa de la trama que es atractiva, pero sus personajes irritantes la convierten en una película olvidable.
Al menos como para verla en el cine. Tal vez en un viaje en avión para matar el tiempo se hace menos insufrible.