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Mirar estrenos de terror en estos días es como acompañar a un paciente terminal mientras agoniza.
Una experiencia triste y penosa donde no parece haber signos de esperanza en un futuro próximo.
La decadencia que enfrenta por estos días el género creo que tiene que ver con el hecho que cada vez son menos los productores que se preocupan por desarrollar proyectos de calidad que brinden buenas historias.
La gran mayoría buscan hacer filmes baratos y mediocres que les permitan tirarse a la pileta para ver si la pegan con un éxito como Actividad Paranormal.
El tema es que saturan con filmes que refritan la misma fórmula de siempre.
En esta oportunidad nos encontramos con otra película mala sobre posesiones demoníacas.
Un hombre que perdió a su esposa en un accidente decide invocar un demonio para convencerse de la existencia del Diablo. Un proyecto tonto que no tiene sentido, pero al menos la idea revierte el conflicto de esta típica temática. Un crédito que hay que darle a este estreno.
El problema pasa por como se desarrolla luego la idea.
La primera mitad del film es un bodrio donde no pasa interesante y vemos como el protagonista entrevista a unos expertos en demonología.
Luego cuando entra en juego el asunto de la posesión la película se convierte en el Sambódromo de los lugares comunes. Al ritmo del Tutá Tutá empiezan a desfilar en la trama todos y cada uno de los clichés clásicos que vimos centenares de veces en los últimos estrenos del género.
No hay ideas creativas en la realización, ni momentos de terror o tensión que permitan rescatar algún valor técnico en este film.
La películas es extremadamente predecible y hasta resulta torpe a la hora de brindar guiños a clásicos como El Exorcista.
Debo destacar también que Shane Johnson, el protagonista, es uno de los peores actores que vi en este género en mucho tiempo.
En la primera mitad de la historia hace un trabajo decente, pero cuando aparece como poseído su labor resulta desopilante y eso no debería suceder en una propuesta de terror.
El tipo está muy sobreactuado y más que poseído parece que se hubiera tomado un pack de energizantes.
La pregunta que me hago cuando terminó de ver un film de este tipo es la siguiente.
¿Se la recomendaría a alguien para que pague una entrada al cine?
En mi caso no puedo hacerlo y creo que la mejor opción es esperarla por el cable, si te intriga mucho la historia, ya que no te vas a perder nada relevante.