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A Terry le pintó el bajón.
Hace muchos años que se viene esperando la gran película de Terry Gilliam que traiga de regreso a este artista con un relato que logre estar a la altura de lo que fueron clásicos como Brasil, Los caballeros de la mesa cuadrada, Bandidos del tiempo o 12 monos.
La realidad es que desde Pánico y locura en Las Vegas (1998) el realizador no brinda una propuesta que tenga el mismo impacto que sus trabajos más conocidos.
Un mundo conectado es un soporífero ensayo sobre el vacío de la existencia y la soledad que se desarrolla través de un film clautrofóbico, donde se extraña el humor del director por la sencilla razón que esto no es una comedia, sino una tragedia.
La trama está ambientada en un mundo estrafalario cien por ciento Gilliam donde están presentes sus personajes excéntricos que vimos en otras obras de él. Sin embargo, el tono de este film se encaminó por otro lado.
Cada tanto aparecen en la historia pinceladas de humor que están representadas en conceptos locos como La Iglesia de Batman o la psicóloga que interpreta Tilda Swinton que logra sacarte una sonrisa.
Lamentablemente el interés que despierta en un momento el mundo en que se desenvuelve el perturbado personaje de Christoph Waltz luego se desvanece cuando el film se vuelve tedioso y reiterativo.
Salvo por la relación que se gesta entre el protagonista y una joven prostituta, interpretada por Mélanie Thierry, el resto de la historia son fragmentos de la vida cotidiana del personaje de Waltz que no siempre se conectan entre sí.
Esta producción en el fondo es mucho más superficial de lo que parece.
El clásico refrán "el que mucho abarca poco aprieta" es una buena síntesis que define al guión de esta película. Gilliam aborda el tema del aislamiento social, el abuso de la tecnología y el dominio de las corporaciones para no hacer nada interesante con ninguna de estas cuestiones.
Al final su crítica de la sociedad moderna termina siendo bastante tonta y banal. El director Spike Jonze abordó mejor estos tópicos en Her, una película más interesante.
En el nuevo film de Gilliam cuesta bastante conectarse con los personajes de este relato que son densos y no generan ningún tipo de atracción.
Prefiero quedarme con los aspectos más técnicos de este estreno que son fabulosos, donde sobresale el diseño de producción, los vestuarios y la fotografía de Nicola Pecorini, un frecuente colaborador del director.
Si te gusta este cineasta de todos modos recomiendo ver esta película y dejarte llevar por la experiencia y ver que ocurre con eso.
En lo personal Un mundo conectado fue la única película de Terry Gilliam que logró aburrirme en mi vida.