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Ricki y The Flash es el nuevo film del director Jonathan Demme (El silencio de los inocentes, Filadelfia), quien después de once años volvió a trabajar para los grandes estudios de Hollywood luego de la remake de El mensajero del miedo, estrenada en el 2004.
Sus últimas películas, El casamiento de Raquel (2008) y A Master Builder (2013), una adaptación de la obra de teatro homónima de Henrik Ibsen, fueron proyectos independientes que no tuvieron gran difusión.
En este caso Demme hizo este entretenido film para Sony cuyo principal atractivo es la presencia de Meryl Streep.
Ricki Rendazzo (Streep) es una estrella de rock clase B que sacrificó su vida familiar para desarrollar su verdadera vocación y cumplir el sueño de ser una artista.
Si bien nunca se hizo famosa, llegó a grabar un disco y es feliz tocando con su banda en un bar aunque tenga un público de 12 personas.
El conflicto principal de esta historia, que concibió la guionista Cody Diablo (Juno), es muy interesante y se centra en el enorme precio que la protagonista pagó en su vida para seguir adelante con su sueño.
Luego que su hija intenta suicidarse, a raíz de su divorcio, Ricky vuelve a conectarse con su hijos, quienes en la actualidad tienen un vago recuerdo de su madre ya que fue una figura ausente durante su crianza.
La idea de la trama es muy buena pero nunca termina de ser desarrollada por el director Demme, quien prefirió hace un film más light y predecible donde su foco de atención se centró en las escenas musicales.
Con Ricky y The Flash se da una situación muy particular y es que la cualidad más atractiva de esta propuesta es al mismo tiempo uno de los aspectos más flojos de la película.
Si bien Meryl Streep es la principal razón por la que este film consigue ser entretenido, su interpretación de una estrella de rock resultó muy inverosímil.
Cuesta muchísimo creerle que es una rockera cuando el personaje es retratado como una caricatura y Ricki parece la hermana gemela de Pomelo, el glorioso músico de Diego Capusotto.
La representación que se hace de la artista es demasiado exagerada y por esa razón no es sencillo comprarle este rol a Streep.
Estrellas maduras de la música como Pat Benatar, Suzie Quatro, Cherie Currie o Patti Smith en la actualidad no viven las 24 horas del día como rockeritas reventadas, sino que son personas comunes y corrientes que tiene una vida normal cuando están fuera del escenario.
Podrán haber tenido un comportamiento extravagante durante su juventud pero a los 60 años son mujeres mucho más centradas.
El personaje de Ricki vive continuamente en pose y su rebeldía artificial parece más un gran problema de inmadurez.
Meryl Streep logra que el personaje sea divertido, como lo es Pomelo es los sketches de Capusotto, pero no deja de ser una interpretación exagerada e inverosímil de los músicos de rock .
La interacción entre los actores, especialmente las escenas que comparte la protagonista con Kevin Kline y Mamie Gummer (la hija de Streep en la vida real), brindan buenos momentos si bien el conflicto dramático que ofrece el film nunca llega a ser explotado.
Quedará la duda si esto fue un problema del guión de Cody Diablo o el director Demme se vio obligado a editar la trama por obligación del estudio, para que la película tuvieran una duración de 101 minutos.
A Ricki y The Flash le faltó un mayor desarrollo en la relación de los personajes. Hacia el final todo se resuelve demasiado rápido y el espectador nunca llega a conocer a fondo a la protagonista y sus familiares.
Las escenas musicales terminaron siendo mucho más atractivas que el trillado drama sobre familias disfuncionales que el director Demme presentó en este trabajo.
De todos modos la película logra ser entretenida y se deja ver por Meryl Streep, pese a que la historia nunca consigue explotar el potencial que tenía.
EL DATO LOCO:
Una particularidad de este film es que la banda que acompaña a la protagonista está conformada por artistas famosos del mundo de la música.
Rick Springfield (guitarra): Una de la revelaciones actorales de esta película que fue muy famoso en la década del ´70 y comienzo de los años ´80.
Su canción "Jessie´s Girl" fue un gran éxito internacional en 1981 y su popularidad llevó al artista a incursionar en la actuación. En Argentina es más conocido por haber sido el protagonista de la serie policial de los ´90, Marea Alta, que se emitió por Canal 13.
Rick Rosas (bajo): Histórico colaborador de Neil Young, quien ya había trabajado con Jonathan Demme en los documentales que el director hizo en estos últimos años sobre el músico canadiense. Rosas falleció el año pasado poco después de la filmación de Ricky y The Flash y por ese motivo Demme le dedicó la película.
Joe Vitale (batería): Uno de los miembros más famosos de la banda Eagles, quien también trabajó muchos años con Crosby Still & Nash.
Bernie Worrell (teclados): Legendario fundador de la banda Parliament-Funkadelic que además colaboró muchísimo con los Talking Head.
Worrell previamente había trabajado con el director Demme en el documental de 1984, Stop Making Sense que registró un famoso concierto de la banda de David Byrne.