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Otra película de Terminator sin magia.
A esta altura queda claro que en Hollywood nunca le encontraron la vuelta a esta saga y si los filmes no son dirigidos por James Cameron las propuestas nuevas que produce el estudio Universal son decepcionantes.
Terminator: Génesis es una película que presenta algunas virtudes técnicas y un par de momentos entretenidos , pero en términos generales ofrece una producción olvidable que hace poco por mejorar una franquicia que venía en decadencia.
La nueva historia ignora por completo los últimos dos filmes (Terminator 3: La rebelión de las máquinas y Terminator: La salvación) para establecer una conexión directa con los trabajos de Cameron.
Génesis es una especie de "reset cinematográfico" dentro de esta serie que tiene el objetivo de instaurar una nueva línea argumental.
El concepto que Sarah Connor y Kyle Reese volvieran a tener roles destacados en la trama tenía su atractivo, pero la idea no funcionó debido al desastroso casting que eligieron los productores.
Jai Courtney, quien interpreta a Reese (el personaje encarnado previamente por Michael Biehn) es la prueba viviente que los milagros existen.
Resulta increíble que un actor sin carisma como este sujeto lograra conseguir trabajo en producciones populares como Duro de matar 5 y la saga Divergente.
Courtney es de madera y su interpretación de este clásico héroe parece salida de esas parodias clase Z que suele hacer la productora Asylum.
Una situación diferente es la de Emilia Clarke (Juego de tronos) que es una artista talentosa pero en este caso interpretó un personaje que no era para ella. Sarah Connor es una de las grandes heroínas en la historia de la ciencia ficción moderna y la actriz nunca llega a ser convincente en ese rol.
Lena Headey hizo un trabajo completamente superior en la serie de televisión Terminator: Las crónicas de Sarah Connor.
Uno la veía a Headey en ese programa y nunca dudaba que era Sarah, algo que no sucede con el personaje que compone Clarke.
Si a esto se le suma la química inexistente entre los protagonistas, la relación de Kyle y Sarah en este film terminó siendo completamente fría e insulsa. Esa conexión humana que tenían los personajes en el film original de James Cameron acá brilló por su ausencia debido a que los actores no estuvieron conectados entre sí.
Arnold Schwarzenegger es por lejos lo mejor de esta película y con su interpretación logra levantar la trama en numerosos momentos. La idea del Terminator envejecido estuvo bien explicada y el personaje brinda algunos aportes humorísticos.
En este punto encontramos tal vez el gran problema de Génesis. Las mejores escenas tienen lugar cuando Arnold te hace reír y eso no debería ocurrir en un film de esta saga. Terminator era otra cosa.
Desde los aspectos técnicos es justo destacar la extraordinaria labor que hicieron a la hora de recrear varias escenas de la producción original de 1984. El repaso por Terminator 1 se destaca claramente entre los mejores momentos de este estreno.
El trabajo que brindó el equipo de efectos especiales es impecable y en este aspecto encontramos la mayor virtud de esta producción del director Alan Taylor (Thor 2).
Lamentablemente el cineasta luego ofrece un film bastante mundano en materia de acción con muchas persecuciones que no tienen ningún tipo de emoción.
Hacia el final la última secuencia que transcurre en San Francisco está bien lograda, pero en general no hay grandes escenas en esta historia que queden en el recuerdo a la salida del cine.
Terminator: Génesis no es una película mala pero tampoco enamora ni convence con esta nueva línea argumental que el estudio Universal pretende desarrollar en una próxima trilogía.
Una producción a la que le faltó un poco más de corazón y un director que sintiera pasión por estos personajes. Alan Taylor sin duda no la tiene.