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Si algo queda claro después de ver esta quinta entrega de Misión: Imposible es que Tom Cruise es el héroe de acción más subestimado de los últimos tiempos.
En la actualidad son muy pocos los actores que se exponen en las escenas de riesgo del modo en que lo hace este artista y por lo general es un aspecto de su trabajo que rara vez se le reconoce en los medios.
Cruise está completamente loco y a los 53 años hace cosas que ni Schwarzenegger o Bruce Willis se atrevían a realizar en sus épocas de gloria.
El tipo se cuelga de un avión que se desplaza a 300 kilómetros por hora, aguanta la respiración seis minutos para filmar una escena submarina, hace piruetas con las motos e interviene en las escenas de pelea sin usar dobles.
Todo para que después los miembros del Opus Dei de la crítica de cine, las plumas profundas herederas de Hemingway y Tolstói, destrocen la película porque la historia no tiene la complejidad de un drama de Terrence Malick.
Creo que es justo reconocerle a Tom Cruise el trabajo que viene haciendo como productor de Misión: Imposible que hasta la fecha no decepcionó en el cine.
Las películas no son obras maestras del séptimo arte pero brindan un buen entretenimiento realizado por grandes directores.
En esta ocasión Cruise delegó la narración de la historia en Christopher McQuarrie, responsable de ese gran western moderno que fue Al calor de la armas (2000), con Benicio del Toro y Juliette Lewis.
Previamente fue guionista de Los sospechosos de siempre, Operación Valkiria y Al filo del mañana del mañana y hace unos años dirigió a Tom en Jack Reacher.
Misión Imposible 5 toma los mejores elementos de las producciones que en el pasado filmaron Brian De Palma y John Woo para brindar uno de los más grandes tributos que se le hicieron al cine de James Bond.
Nación secreta está mucho más cerca de 007 que los últimos filmes que se estrenaron en la saga oficial del agente secreto inglés.
Desde la impactante escena de acción inicial, que trae al recuerdo las viejas producciones de Bond dirigidas por John Glen (La espía que me amó, Su nombre es peligro), hasta la secuencia submarina que evoca el trabajo de Terence Young en Thunderball, McQuarrie brinda un escapismo fascinante que le hace justicia a las historias de espionaje de este tipo.
Lo mismo ocurre con el tratamiento que tuvo el principal personaje femenino, interpretado por Rebecca Ferguson, que parece salido de una novela de Ian Fleming.
De hecho, hasta la fecha Daniel Craig en la saga de 007 no tuvo una compañera que se destaque a lo grande como lo hace esta chica Bond clandestina de Misión: Imposible 5.
Probablemente la mejor pareja que tuvo Cruise en la saga.
La diferencia con Bond que presenta esta franquicia es que la historia no se concentra en un único héroe sino en un equipo. Si bien el personaje de Ethan Hunt es quien más sobresale en las secuencias de acción, sus compañeros en esta ocasión tuvieron un poco más de peso en el conflicto y brindan buenos momentos.
Si hubiera que objetarle algo a la quinta entrega de Misión: Imposible pasa por algunas situaciones repetitivas que presenta el guión.
Por ejemplo, el recurso que Hunt una vez más pase a la clandestinidad se podía haber evitado, ya que se utilizó previamente en los capítulos 1 y 4 de esta serie.
Sin embargo es un mínimo detalle que no afecta para nada el balance general del film.
Hay dos motivos concretos para que la pases mal con esta propuesta.
La saga te aburrió y ya no te enganchan estas historias con Tom Cruise o directamente no te gusta el cine de acción.
De otro modo, Misión Imposible 5 es un gran exponente del género para ser disfrutado en una pantalla de cine. Dentro de los estrenos comerciales que llegaron en esta temporada de invierno se destaca claramente entre las mejores opciones de la cartelera.