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Para tratarse del primer proyecto maldito de Pixar, que les costó a los realizadores y directivos del estudio sangre, sudor y lágrimas , Un gran dinosaurio terminó siendo un film decente.
Está muy lejos del nivel artístico al que nos tiene acostumbrado esta compañía, pero también hay que destacarlo, nunca cae en la mediocridad de Cars 2.
Por supuesto, si lo comparamos con Pie Pequeño en busca del valle encantado, de Don Bluth, o Dinosaurios (subestimado film de Disney) este estreno es un especial de televisión clase B.
No obstante, para tratarse de un proyecto que estuvo plagado de problemas desde su origen, el resultado final es una producción que se deja ver y le brinda un entretenimiento ameno a los más chicos.
Un gran dinosaurio nació como un proyecto personal de Bob Peterson (el director de Up) y originalmente su estreno se había anunciado para junio del 2011.
Sin embargo, los problemas con el guión y la falta de un enfoque definido en el argumento generaron que el estreno se postergara en varias ocasiones. Primero se anunció para noviembre del 2013 y luego para mayo del 2014, algo muy inusual en Pixar.
Las postergaciones tenían que ver con el hecho que no le encontraban la vuelta al conflicto de la historia. Los directivos de la compañía luego removieron a Bob Peterson y los productores originales para reconstruir literalmente la película de cero con el material que tenían.
Inclusive los actores que interpretaron con sus voces a los personajes tuvieron que volver a grabar sus diálogos, ya que la trama había cambiado por completo.
Nunca podremos saber cómo hubiera sido el film original de Bob Peterson, pero Un gran dinosaurio no está tan mal.
Su mayores méritos se encuentran en los aspectos técnicos.
La película curiosamente retoma una estética similar a la que había tenido Dinosaurios, donde los personajes animados se desenvolvían en escenarios live action.
La diferencia en este caso es que las ambientaciones naturales fueron reconstruidas con animación CGI donde los realizadores consiguieron un realismo escalofriante.
Desde los aspectos visuales la películas es fabulosa y tiene algunas escenas hermosas que se vieron favorecidas también por la música de Mychael y Jeff Danna.
La gran desventaja de Un gran dinosaurio pasa por el guión que es un collage de elementos trillados que ya vimos centenares de veces en otras propuestas.
Una vez más Pixar acudió a la fórmula explotada de dos personajes con temperamentos diferentes que se unen en una aventura para llegar a un destino determinado.
Lo vimos en Toy Story (que ni siquiera fue una idea original porque robaron de manera burda el concepto de La tostadora valiente), Buscando a Nemo, Up y hace unos meses en Intensamente.
En ese caso la emociones Alegría y Tristeza tenía que unir fuerzas para llegar a tiempo al centro del cerebro de Riley y equilibrar sus emociones.
En esta nueva película el dinosaurio forma un equipo con un niño humano para volver a las tierras donde habita su familia.
Un concepto similar que también trabajó con más precisión Spirit, el corcel indomable, de Dreamworks.
Gran parte del conflicto gira en torno al dinosaurio y su baja autoestima que le impide enfrentarse a sus miedos personales, otra idea que ya vimos en numerosas películas de animación.
Esta vez el despliegue de creatividad que tanto se asocia con Pixar, el estudio más sobrevaluado en la industria de la animación, brilló por su ausencia.
Comparada con algunas producciones que brindó la animación europea recientemente como Ernest y Celestine, esa joya maravillosa que fue La canción del mar o Un gato en París, Un gran dinosaurio es un film que carece de elementos originales y creativos.
Más allá de los aspectos técnicos y los momentos sentimentales, no hay grandes cualidades para destacar en esta producción.
Ahora bien, estos aspectos débiles no significa necesariamente que sea una mala película.
Reitero, funciona como una buena opción para que los más chicos se entretengan, pero como propuesta de animación es un estreno más que difícilmente será recordado entre los grandes títulos de Pixar.