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Mel Gibson debe ser una de las pocas figuras de Hollywood que hace literalmente lo que se le da la gana.
Le pinta hacer un film de acción sobre cárceles mexicanas, va al banco toma el dinero que necesita y financia su propio proyecto, contratando a la gente con la que desea trabajar.
El tipo tiene control absoluto de sus producciones.
Vacaciones explosivas (Get the Gringo) es un film independiente que en Estados Unidos se estrenó de manera muy limitada en algunas ciudades.
Como hizo Emilio Estévez con su película El Camino, Gibson contrató un micro y junto con otros dos actores del reparto y el director salieron a la ruta de gira a promocionar la película en distintas localidades.
En este caso brinda un film de acción bastante violento que está en clara sintonía con lo que fue Revancha años atrás.
El personaje principal inclusive tiene la misma personalidad y el look físico que el recordado Porter.
Si Revancha era un film que evocaba los policiales negros de Richard Stark, Vacaciones explosivas parece estar influenciada por las historias de Jim Thompson (La huída).
De hecho, tiene varios elementos típicos de la obra de Thompson donde la violencia es absolutamente zarpada y los personajes viven situaciones miserables.
Lo interesante de este estreno es que Gibson eligió un tema absolutamente apasionante, que a ningún cineasta latino se le ocurrió trabajar antes.
Las historias de cárceles abundan y son prácticamente un subgénero aparte en el mundo del cine, pero lo que hace especial a este film es que la trama se desarrolla en la infame penitenciaria mexicana de la ciudad de Tijuana conocida como “El Pueblito” (ver Dato Loco) que nunca había sido retratada en la pantalla grande.
Desde hace unos años ya no existe más esa cárcel pero hoy se convirtió en una leyenda por las cosas que ocurrieron en ese lugar, que funcionaba como una ciudad paralela que tenía sus propias leyes.
Un tema que sin duda daba para una película y de hecho muchas escenas de este film que parecen absurdas o exageradas están inspiradas en situaciones reales.
Eso en parte es lo que hace diferente a este estreno.
Si ya de por si es bizarro ver una película de Mel Gibson con música de Los fabulosos Cadillacs y Manu Chao, mucho más raro todavía es una propuesta que tiene como escenario principal a “El Pueblito”.
El director Adrian Grunberg, quien tiene un estilo narrativo influenciado por el cine de Tony Sctoy, hizo un muy trabajo con las secuencias de acción y consiguió una gran interpretación del protagonista.
Grunberg previamente había sido asistente de Gibson en Apocalipto.
Todo el trabajo que hicieron también con la recreación de “El Pueblito” es impresionante y claramente la cárcel se convierte en un protagonista más de esta historia.
Este es el verdadero regreso de Mel Gibson al género de acción después de la decepcionante Al filo de la oscuridad de Warner. El espectador que disfrutó de Revancha no quedará decepcionado, ya que es una propuesta similar, pero con locaciones mucho más atractivas para esta clase de relatos.
Vacaciones explosivas es una muy buena producción independiente que tiene todos los ingredientes necesarios para entretener a los amantes de los policiales negros.
Hugo Zapata
EL DATO LOCO:
“EL Pueblito” fue hasta el año 2002 la gran vergüenza del servicio penitenciario de México.
Fundado en 1956, el penal de Tijuana también fue conocido con el infame nombre de “La universidad del crimen” ya que los presos salían de ese lugar mucho más preparados para cometer delitos.
“El Pueblito” fue un experimento raro que al gobierno de esa localidad se le fue de las manos. La cárcel permitía que los familiares de los prisioneros vivieran en el lugar y pudieran entrar y salir del penal sin problemas.
Como su nombre lo indica el penal, en efecto, se terminó por convertir en un pueblo paralelo, que terminó siendo controlado por los prisioneros más poderosos, donde funcionaban restaurantes, shoppings, escuelas, video clubes, casinos y todo tipo de negocios. Inclusive había plazas para pasar un rato al aire libre.
Hasta llegaron a organizarse combates de boxeo con el famoso campeón Julio César Chávez.
Los prisioneros más poderosos vivían rodeados de todo tipo de lujos como si estuvieran libres.
Se estima que una vivienda en “El Pueblito” de dos ambientes con baño y servicios incluidos costaba hace diez años cuatro mil dólares.
Los presos que tenían dinero podían acceder a las instalaciones de lujo con gimnasio personal y varias habitaciones por un precio de 40 mil dólares.
En el 2002 este lugar fue destruido por el gobierno mexicano y los presos trasladados a otras cárceles, mientras que las familias de los delincuentes tuvieron que buscar un nuevo lugar para vivir. Para entonces “El Pueblito” se había convertido en una leyenda.
Actualmente en esa zona se encuentra el Penal de la Mesa de Tijuana.