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En la mira es el hijo pródigo de los trabajos literarios de Joseph Wambaugh y Ed McBain y las grandes obras maestras de la televisión como Hill Street Blues, The Rookies y más recientemente The Shield.
Un tremendo drama policial que también está en sintonía con lo que fueron en el pasado joyas cinematográficas como Colores (con Sean Penn y Robert Duvall) y Fuerte Apache, el Bronx, con Paul Newman.
En otras palabras, es una excelente propuesta dentro del subgénero de “procedimientos policiales”.
El film describe la rutina cotidiana de dos agentes de patrulla que trabajan en el distrito más picante y peligroso de la ciudad de Los Ángeles como es el sector de South Central.
Un lugar muy complicado para vivir por la violencia que hay entre las pandillas y narcotraficantes que habitan la zona.
No en vano esta localidad inspiró algunos de los dramas y policiales más emblemáticos de las últimas décadas como la mencionada Colores, y las óperas primas de John Singleton (Los chicos del barrio) y los hermanos Hughes (Menace II Society).
Esto no es una exageración.
Los directores que en el pasado pudieron filmar en estas localidades lo hicieron por la sencilla razón que eran vecinos de la zona y se criaron en ese lugar. Los estudios de Hollywood no entran en estos barrios porque la inseguridad que hay en las calles es realmente complicada.
El realizador David Ayer es probablemente junto con el rapero Ice Cube, John Singleton y los hermanos Hugues uno de los artistas más populares que surgieron de South Central.
En consecuencia, se pudo meter con las cámaras en determinados barrios que no suelen retratarse en el cine.
Ayer ya había hecho esto con Antoine Fuqua en Día de entrenamiento y en su subestimada ópera prima Harsh Times, con Christian Bale, que retrató el mundo de las pandillas callejeras de la actualidad.
Los proyectos personales de Ayer suelen tener como escenario la zona de South Central.
En este caso ofrece una película que supera claramente su última labor en el género policial que había sido Los reyes de las calles (con guión de James Ellroy) y también lidiaba con la policía de Los Ángeles.
La particularidad de esta producción es que fue filmada con un enfoque documentalista.
El film comienza como una propuesta de “cintas encontradas” onda Cloverfield, pero después el punto de vista que retrataba la visión de un personaje se pierde y el relato es narrado con un enfoque documental desde otra mirada. Se nota que la idea de Ayer de cómo contar la historia cambió durante la filmación.
Sin embargo, esta cuestión nunca llega a convertirse en un problema.
Una de las claves de este film es la tremenda química que se gestó entre Jake Gyllenhaal y ese excelente actor que es Michael Peña.
La relación que crearon entre sus personajes es lo que logra que uno se conecte emocionalmente con los dos policías y en consecuencia se preocupe por las situaciones que atraviesan en la trama.
Como suele ocurrir en los trabajos de este director, muchos de los pandilleros que aparecen en sus filmes no son actores que hacen de delincuentes, sino que son vecinos de la zona y en algunos casos muchachos pesados que pasaron más una de vez por la cárcel.
Esta cuestión sumada a los escenarios atípicos que tienen sus historias hace que la experiencia de ver obras como En la mira sea sumamente especial.
En el caso puntual de esta producción Ayer retrata a la perfección esa sensación de peligro constante con el que conviven los policías de South Central, donde no hay héroes hollywoodenses y la muerte acecha a la vuelta de la esquina.
Como amante acérrimo del género policial estoy convencido que es uno de los mejores dramas que llegaron a la cartelera en los últimos años y lo recomiendo.