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Cameron Crowe no hace películas todos los años, pero cuando regresa a los cines sus historias nunca pasan desapercibidas. Inclusive cuando el estudio Fox en Latinoamérica vende su trabajo como si fuera una comedia familiar de Guillermo Francella.
La verdad que cuando leí por primera vez sobre este proyecto de Crowe no me entusiasmé demasiado, ya que no se trataba de una historia original de él, sino de la adaptación del libro de memorias de Benjamín Mee, “We Bought a Zoo” que tuvo repercusión en Estados Unidos.
Era una película por encargo para un estudio de Hollywood.
Esto no es algo necesariamente negativo. De proyectos por encargo salieron filmes como El Padrino, El Exorcista y Superman que hoy son clásicos del cine.
Inclusive cineastas tan personales como Richard Linklater hace unos años hizo para los estudios Paramount, Escuela de Rock, que en mi opinión es una de las mejores comedias estrenadas en la última década.
Este estreno en particular con el que cerramos el 2011 originalmente fue escrito por Aline Brosh McKenna, responsable de la “Chandler movie”, El Diablo viste a la moda, la horrible remake de Fama y la más espantosa todavía, No se cómo lo hace, con Sarah Jessica Parker que se estrenó hace poco.
Afortunadamente (y esto no lo supe hasta después de ver la película) Cameron Crowe aceptó hacer este film para Fox con la condición que le dejaran reescribir el guión otra vez.
Gracias Cameron por eso.
De esta manera el director tomó algo que no era suyo y lo hizo propio al trabajar la narración y el desarrollo de los personajes con su estilo personal.
Un Zoológico en casa yo la definiría como una prima de otras películas de Crowe como Jerry Maguire y Elizabethtown donde hay temáticas que se vuelven a trabajar, pero en esta oportunidad tienen un enfoque distinto producto de la situación personal del protagonista, que en este caso tiene hijos.
Benjamín Mee en un punto no es tan distinto a Jerry Maguire, ya que ambos deciden apostarlo todo por un sueño y un proyecto complicado lleno de obstáculos que valen la pena ser enfrentados.
Lo que cambia es el contexto que rodea al protagonista, quien tiene que lidiar con la muerte de su esposa y la manera en que sus hijos intentan adaptarse a ese hecho.
La relación entre padres e hijos es otra temática importante en este proyecto que el cineasta no había abordado con tanta fuerza en el pasado.
Con una maestría absoluta en la narración, Crowe ofrece una historia muy emotiva que combina como los dioses el drama con el humor.
A diferencia de la gran mayoría de las historias de amor que se hacen en Hollywood, la relación sentimental de los protagonistas en este film fluye naturalmente, sin la necesidad de forzar el romance para concretar en 90 minutos el típico final feliz.
Pocas películas de estos días ofrecen personajes tan realistas como los que crea este director, con los que uno puede conectarse y sentir las emociones que viven en sus historias.
En este caso se suma también la construcción de un reparto brillante donde cada actor, inclusive los que tienen un rol secundario, están perfectos en su rol.
Una mención especial merece Maggie Elizabeth Jones, quien a sus siete años ofrece una interpretación dulce, madura y espontánea como pocos niños pueden hacerlo.
Por otra parte, Matt Damon brinda uno de sus mejores trabajos actorales que se vieron de él en el último tiempo. En este film es el corazón de la historia y le dio mucha humanidad a su personaje.
Por supuesto una película de Cameron Crowe no estaría completa sin una banda de sonido decente donde suenan los eternos Tom Petty, Neil Young y Bob Dylan que ya son clásicos infaltables en su filmografía.
Es como que a través de la música también le deja su sello personal al film.
Un zoológico en casa es una gran película familiar con la que se cierra a lo grande la cartelera de este año y que no va a defraudar a los seguidores de este director.