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Battleship o Batalla naval es una de las más grandes contribuciones que brindó Hollywood en los últimos años dentro de las películas bizarras.
En esencia es cine clase Z pero con un presupuesto millonario.
Si te divertiste recientemente con los delirios que produjo Roger Corman para el canal SyFy, como Pirañaconda, Sharktopus, Dinoshark y Dinocroc Vs. Supergator con esto no vas a salir defraudado, ya que está en la misma sintonía.
Lo más gracioso es que si esta producción hubiera sido de Corman, los mismos que hoy la destruyen la hubieran terminado recomendando.
Battleship es un claro exponente de lo que yo denomino “películas malas que divierten”.
El director Peter Berg (Hankcock, The Kingdom), lo que ofrece básicamente es una parodia del cine de Michael Bay.
Berg tomó descaradamente todos los elementos clásicos del estilo de Bay como el uso de la banda sonora, la fotografía, la edición, la realización de las secuencias de acción, el humor, el perfil de los personajes y el militarismo, para reírse de todo eso con un film absolutamente desquiciado.
De hecho, si en los créditos de dirección apareciera el nombre de Bay, pese a que no tuvo nada que ver con esto, te lo creerías por completo porque parece hecha por él.
Esta película brinda algunos de los más desopilantes momentos que yo viví frente a una pantalla de cine en los últimos años.
Ejemplos:
-La inexplicable inclusión de la música de la Pantera Rosa en una escena (¡Cualquiera!).
- Los jubilados de Pearl Harbor volviendo a la acción para salvar al mundo es genial y me hizo llorar de risa. El momento en que aparecen en cámara lenta es simplemente maravilloso.
-Un soldado lisiado con prótesis en las piernas se agarra a trompadas mano a mano con un alienígena y el director filma la escena como si fuera el combate de Rocky 4.
Una belleza.
Creo que este film en el fondo tiene muchísimos puntos en común con Día de la Independencia, de Roland Emmerich, que también fue malinterpretada por la prensa en su momento.
En este caso el director Berg no se toma tan en serio, como si lo hace Michael Bay, el concepto de los soldados yankees que salvan el mundo y por eso la películas es entretenida y graciosa.
La única referencia concreta que hay al juego de mesa en que se inspira el film es de un delirio descomunal y ahí queda claro también las intenciones de su realizador.
Esto no es Batalla: Los Ángeles que era una oda inmunda a los marines. Acá los militares son retratados como ineptos o psicópatas. El personaje principal de Taylor Kitsch (John Carter), por ejemplo, es un looser absoluto que termina siendo héroe por accidente.
Es realmente increíble que el director consiguiera el apoyo de la Armada para un film así, ya que en realidad la trama no los deja muy bien parados.
Lo siguiente es una mirada personal, pero creo que en esta historia los aliens en realidad son los buenos de la película. De hecho, no matan inocentes porque sí cuando tienen la oportunidad de hacerlo (la escena que tienen frente a un pibito o el científico es un claro ejemplo de ello).
Los psicópatas prejuiciosos que le temen al extranjero son los humanos. Es muy interesante repasar los hechos de la trama desde la perspectiva del extraterrestre.
Los que comienzan la guerra en realidad son los yankees.
Cuando el norteamericano se topa con una cultura que no entiende lo primero que hace es acudir a las armas para defenderse por miedo.
Es un tema que da para largo y tendría que adelantar detalles de la historia y los personajes, pero a lo que apunto es que Battleship no es tan estúpida como parece.
Que el tema final de la película sea un himno anti bélico de la era de Vietnam como “Fortunate Son” de Creedence tampoco me parece casual.
Un aspecto negativo que si le marco a este estreno es la duración.
El director pierde demasiado tiempo al comienzo cuando presenta los protagonistas y me pareció que la película se hizo larga sin necesidad.
No sé si es para todo el mundo, pero el amante del cine bizarro y las películas malas que divierten creo que la puede ver por otro lado y pasar un gran momento.