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En la cultura celta y escandinava las ondinas son personajes mitológicos importantes que fueron protagonistas de cientos de relatos y fábulas.
Estos seres eran ninfas acuáticas que poseían una extraordinaria belleza y poseían la virtud de ser inmortales.
Su mayor peligro era terminar enamoradas de un mortal, ya que si tenían una relación con un humano y peor aún, terminaban embarazadas, las ninfas perdían la vida eterna.
Otros personajes populares en Irlanda y Escocia, principalmente, que también brindaron centenares de relatos son las Selkies.
Las Selkies eran focas que tenían la capacidad de convertirse en humanos. Debajo de la piel animal siempre aparecían mujeres hermosas.
A diferencias de las ondinas no tenían prohibido entablar relaciones con los humanos, pero sólo podían hacerlo por un breve período de tiempo ya que su corazón pertenecía al océano, aunque se enamoraban y formaran familias entre los humanos.
Existen centenares de relatos fantásticos también con este tipo de personajes.
Para los interesados les recomiendo el libro Tradiciones Irlandesas, de la editorial Círculo Latino y The Irish Fairy Book, de Alfred Percival Graves que brindan excelentes recopilaciones de cuentos relacionado con estas leyendas
Amor sin límites es una gran película romántica que no hace otra cosa que brindar un hermoso cuento de hadas para adultos.
Después de trabajar con historias oscuras y violentas en el último tiempo como Valiente, ese gran director que es Neil Jordan (El juego de las lágrimas, Entrevista con el vampiro) regresó a la pantalla grande con una propuesta romántica que trabaja con mucha originalidad e ingenio las leyendas de las Selkies y las ondinas.
La particularidad del relato es que la realidad se mezcla todo el tiempo con la fantasía y pese todos los momentos dramáticos que viven los personajes, lo divertido es que a larga cuando la película termina te das cuenta que la intención de Jordan fue claramente la de narrar un cuento de hadas.
Colin Farell brinda otra interpretación excelente a las que nos tiene acostumbrados, en este caso, como un pesquero atormentado por su relación con el alcohol y los problemas de salud de su hija que encuentra una nueva esperanza al pescar literalmente del mar a una misteriosa mujer.
Alicja Bachleda-Curus, la co-protagonista no podía haber sido mejor elección de Jordan para el personaje de Ondine, ya que tiene la belleza que se describía en las leyendas celtas.
Esta pareja de actores, que en la vida real tuvieron un hijo, tienen una excelente química en escena que fue un elemento clave en esta producción.
Jordan brindó una historia romántica magnífica que además se destaca por una tremenda fotografía de Christopher Doyle, clásico colaborador del cineasta Wong Kar Wai, y la música compuesta por Kjartan Sveinsson, tecladista de la banda Sigur Rós.
Frente a los filmes insulsos románticos que brinda Hollywood últimamente, acá por lo menos tenemos una producción excelentemente realizada con actores talentosos que juega con esos maravillosos personajes de la cultura celta.
En lo personal me encantó esta película y definitivamente la recomiendo.