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Carlos Sorín hasta el momento para mi, era sinónimo
de chiquitas y buenas historias, con elencos “no profesionales”
excelentemente dirigidos. El Perro y El camino de San Diego
son de los mejores ejemplos.
También allá a lo lejos en el tiempo, había
hecho uno de los mejores Telefilms de la historia argentina,
como fue La era del Ñandú, en la época
que la Crotoxina sembraba falsas esperanzas. Y si mal no recuerdo
eso fue casi al mismo tiempo que La película del Rey,
una que no pasó desapercibida por la cartelera de ese
entonces.
Sin lugar a dudas un referente del cine argentino.
Incluso el tipo fue responsable de propagandas “memorables”
como “Hola vieja! Adivina de donde te estoy llamando”.
Y todo este preámbulo para decir que creo que Carlos
Sorín se pasó al lado oscuro… que ahora
filma a una mosca durante unos cuantos segundos chocando contra
un vidrio, o que muestra como un viejo hace piz sobre la bosta
seca en el medio del campo durante casi un minuto, o que filma
una película de 75 minutos, de los cuales 5 al comienzo
son de carteles sobre fondo negro donde dice quienes pusieron
la plata y 5 o más minutos al final son con los títulos.
O que pone a un Luis Luque firmando cheques en el medio de
la película o a Carla Peterson enojada porque su celular
no tiene señal en el campo.
Este no es el Sorín que yo admiré y que logró
ganarse un lugar de respeto dentro del cine nacional.
La ventana tiene personajes que no son ni simpáticos
ni odiosos, no hay una historia que contar, no hay algo que
mostrar.
Creo que este trabajo lo debería poner al lado de lo
que hizo con 18J, donde solo juntó las fotos de todas
las víctimas y las pasó una por una. Emocionaba por
saber que esas personas ya no estaban, pero por su parte no
había sumado nada.
En la función de prensa vi que una crítica lloraba…
me imagino que fue porque se acordó de su abuelo, por
el simple hecho de que en la película había
un abuelo, y no porque este personaje lograra transmitir algo.
La ventana dura solo 75 minutos, pero realmente podría
durar lo que dice la sinopsis de arriba…
Me imagino que algunos hablarán del arte de las imágenes
o vaya a saber uno que cosa.
No es el trabajo de un director experimentado, esto parece
una ópera prima argentina de las que duran una semana
en cartel, y la va a ver el director y su mamá.
Mi sensación, es que hemos perdido a un gran director
que contaba buenas historias. Quizás tuvo un mal día,
o un mal mes. Pero ojalá que vuelva el Sorín
de antes y no el que apunte a que 200 personas lo vean en
un festival de morondanga, y que digan que el público
no lo supo comprender.