Ya sin poder sacar mas información de ningún lado y habiendo sido exiliado de su hogar por una familia que extrañamente ya no lo aguantaba mas, contaba los días que faltaban para poder ir al cine mientras mordisqueaba un pan rancio que bajaba con sorbos de un liquido ambarino extraído de un tetrabrik de sospechosa apariencia.
Al fin llego el día. Y, luego de haber acampado por 2 semanas en la entrada del complejo de cines, fue el primero en ingresar y sacar sus 2 entradas, para él y José (había logrado convencer a un desprevenido amigo).
Entraron a la sala, y al término de la película salieron espantados e insultando por lo malo que habia sido el film...no, malo no...pésimo, impresentable. Fue asi que volvió a casa luego de despedirse de José pidiéndole disculpas por haberlo arrastrado a semejante bodrio.
Luego de una profunda inspección por parte de su familia, fue aceptado nuevamente. Después de cenar, y que todos se fueran a dormir, se dió cuenta de que no podía apagar la luz sin que escalofríos lo recorriesen de los pies a la nuca. Por lo tanto, encendió todas las luces de la casa y se acurrucó en la cama en posición fetal, donde después de temblar por 4 horas y media, logró dormirse.
Fue a la mañana siguiente que su hermanita, feliz por su regreso, le dejo al lado de la almohada un dibujo de sus manos infantiles y un colgante armado con ramitas que había hecho con todo amor y cariño.
Cuando Federico abrió los ojos y éstos se posaron en esos hermosos regalos, salió huyendo despavorido y a los gritos. Tras ser alcanzado 3 dias después por unos enfermeros fue internado en el borda por un tiempo para tratar su fobia a las expresiones de arte infantil.
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By Vikingo